Para la conservación de las conservas caseras, valga la redundancia, es esencial tener los recipientes adecuados y seguir los pasos que os detallo a continuación.
He acabado usando en muchas ocasiones los envases de cristal de conservas compradas en el supermercado. Si voy a guardar los envases, procuro elegir aquellos en los que se ve que la tapa está en perfecto estado. Cuando abro el envase siempre lo hago sin utilizar ningún utensilio que pueda dañar la forma o el estado de la tapa. Los limpio bien, los seco con esmero y los guardo en una bolsita de plástico, cada tarro con su correspondiente tapa.
Desechar aquellos envases que ofrezcan dudas o que la tapa no esté en perfecto estado.
Antes de usarlos hay hervirlos durante 15 minutos para eliminar cualquier bacteria o microorganismo que puedan tener.
La mayoría de las veces utilizamos estos envases para guardar mermeladas por lo que paso a detallar los pasos para una buena conservación. La mejor opción es la de comprar botes y tapas nuevos, o tapas del modelo adecuado para evitar reciclar tapas viejas.
Una vez esterilizados los recipientes y las tapas, las ponemos sobre un paño limpio para que se escurran bien. Se secarán casi totalmente por la evaporación del agua que llevan por efecto del calor.
Colocar la mermelada muy caliente en los recipientes, la temperatura no tiene que haber bajado de 105º C. Se producirá otra esterilización por efecto del calor de la mermelada. Tapar bien el bote y ponerlo boca abajo para que se esterilice la tapa.
Nosotros lo hacemos protegiendo nuestras manos con guantes de silicona para evitar cualquier salpicadura que pueda producirnos una quemadura en la piel.
Si estáis haciendo mermelada de alguna fruta en trozos que tienden a subir, ir volteando los botes de vez en cuando para que los trozos se vayan repartiendo al mismo tiempo que la mermelada va enfríando y adquiriendo consistencia.
Una vez fríos, comprobar que la tapa se ha combado hacia el interior, será la señal de que todo el proceso ha sido correcto. Guardar los envases con el producto final en lugar fresco y seco.
Una vez esterilizados los recipientes y las tapas, las ponemos sobre un paño limpio para que se escurran bien. Se secarán casi totalmente por la evaporación del agua que llevan por efecto del calor.
Colocar la mermelada muy caliente en los recipientes, la temperatura no tiene que haber bajado de 105º C. Se producirá otra esterilización por efecto del calor de la mermelada. Tapar bien el bote y ponerlo boca abajo para que se esterilice la tapa.
Nosotros lo hacemos protegiendo nuestras manos con guantes de silicona para evitar cualquier salpicadura que pueda producirnos una quemadura en la piel.
Si estáis haciendo mermelada de alguna fruta en trozos que tienden a subir, ir volteando los botes de vez en cuando para que los trozos se vayan repartiendo al mismo tiempo que la mermelada va enfríando y adquiriendo consistencia.
Una vez fríos, comprobar que la tapa se ha combado hacia el interior, será la señal de que todo el proceso ha sido correcto. Guardar los envases con el producto final en lugar fresco y seco.
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