12 de diciembre de 2009

Entrantes, guarniciones y salsas

Tortitas crujientes de patata


Es un buen acompañamiento o guarnición para un segundo plato de carne o pescado.
En la fotografía acompañaban unos rollitos de pollo.
Ingredientes para 4 personas
  • 500 gr patata nueva
  • 1 cebolla tierna pequeña o una chalota
  • un huevo
  • dos ramitas de perejil
  • sal
  • aceite de oliva
Preparación: pasar la patata por el rallador para obtener pajitas de patata.
Picar la cebolla muy menuda. También el perejil.
Batir ligeramente el huevo.
Mezclar todo en un bol.
En una sartén poner un par de cucharadas de aceite, cuando esté caliente poner una cucharada grande de la mezcla. Aplastar con una espumadera hasta que quede de menos de un centímetro de grosor.
Dorar bien por los dos lados.
Si tenéis que hacer muchas conviene usar más de una sartén.

Rollitos de pollo con ciruelas y paté


Hoy nos hemos deleitado con un sabroso plato. La verdad es que ha sido una buena idea hacer esta prueba.
Ha resultado un plato fácil de hacer y barato, además se puede dejar preparado y hacer la cocción en el horno a ultima hora. No importan cuantos comensales seamos a la mesa, siempre se pueden hacer de más.
Hemos hecho rollitos para cuatro personas con:
  • un pollo
  • 8 cortadas finas de bacon ahumado
  • 8 ciruelas pasas
  • 1 latita de paté
  • 1 cebolla grande muy tierna o dos más pequeñas
  • 50 gr de mantequilla
  • una pastilla de caldo de pollo
  • una copita de brandy
  • sal y pimienta
Me gusta comprar el pollo entero aunque sólo voy a aprovechar la carne.
Mi opinión personal, los muslos y contramuslos son más sabrosos, aunque siempre hay alguien que prefiere la pechuga. Por otra parte, la pechuga se filetea y se enrolla mejor, queda más bonita y presentable.
Podéis pedir al carnicero que os abra las pechugas y que deshuese los muslos y pierna. O bien, podéis comprar ya preparados y deshuesados las pechugas y los muslos. Cada uno que lo haga como prefiera.
Con la pieza de carne de pollo extendida, colocar en el centro una ciruela o dos abiertas (depende del tamaño de la pieza) y una cucharadita de paté, salpimentar. Enrollar y envolverlo con una cinta de bacon ahumado. Sujetar con palillos o atar con hilo de algodón para cocina.
Uno a uno, ir preparando todos los rollitos.
En una sartén derretir la mantequilla y dorar los rollitos por todos los lados. Sacar y reservar en una fuente de horno.
En la misma sartén, y con la misma grasa, sofreír la cebolla picada muy fina. Cuando esté dorada, añadir la pastilla de carne disuelta en medio vaso de agua caliente. Echar por encima de los rollitos.
Meter en el horno precalentado a 210º durante 20 minutos. Dar la vuelta a la mitad de la cocción. Añadir un poco de agua si vemos que se queda sin caldo.
Sacar los rollitos de la fuente de horno, quitar el hilo (si lo hemos puesto) y colocar en la fuente de servir, pasar los restos de la fuente del horno por un chino, poner en la sartén, añadir el brandy, dar un hervor para que evapore el alcohol y colocar la salsa en la salsera, o echar directamente por encima de los rollitos.
Servir caliente.
Nosotros los hemos acompañado de una tortita crujiente de patata

Bizcocho de naranja



Este bizcocho puede ser una base para rellenar o para comer acompañando una taza de té o café.
No lleva mucho azúcar y la naranja le da un sabor fresco.
Ingredientes:



  • 250 gramos de harina
  • 200 gramos de azúcar
  • 1 cucharadita de te de levadura Royal o similar
  • 1 pizca de sal
  • 4 huevos
  • 55 cl de aceite de girasol o soja
  • 125 cl de zumo de naranja
  • 2 cucharadas de licor de naranja
  • azúcar glas o impalpable para decorar
  • mantequilla para el molde
  • la piel de una naranja rallada
  • dos cucharadas de piel de naranja confitada picada con cuchillo
  • tres cucharadas de zumo de limón
Poner la naranja confitada picada en remojo con el zumo de limón.
Separar las yemas de las claras.
Batir las yemas con la mitad del azúcar hasta que se blanquee, añadir el aceite, una cucharada de licor, y el zumo de naranja. Batir muy bien.
Añadir la piel de naranja rallada y la piel de naranja confitada con el limón. Mezclar bien.
Tamizar la harina junto con la levadura, y añadirla a la mezcla anterior poco a poco.
Montar las claras a punto de nieve con la pizca de sal, añadir poco a poco el azúcar restante y acabar de montar.
Añadir las claras a las yemas poco a poco y moviendo con suavidad con una espátula. Hacerlo con movimientos envolventes de abajo hacia arriba.
Preparar el molde, verter la mezcla y poner en el horno precalentado a 160º durante 55 minutos.
Comprobar la cocción introduciendo un palillo de dientes que debe de salir limpio y seco.
Abrir la puerta del horno y dejar que enfríe durante 10 minutos.
Sacar del horno, desmoldar y decorar con azúcar glas.
Cuando enfríe, ya está preparado para comer.

8 de diciembre de 2009

Ahorrar en electricidad

En este apartado vamos a exponer algunas de las cosas que hemos hecho para que el recibo de electricidad sea menor, dentro de lo posible.
En casa tenemos tarifa doble con un coste de 6,1 céntimos en horas valle (de 22 a 12) y un coste de 13'7 céntimos en horas punta (12 a 22).
Para ver el consumo de los aparatos eléctricos que tenemos en casa hemos comprado por 10 euros un medidor de consumo.
  1. Lo primero que hemos hecho es procurar que los aparatos de mayor consumo funcionen sólo en las horas valle.
  2. El calentador de agua. En casa tenemos un calentador de agua enorme, 160 litros. Pensaréis que gasta muchísimo, pues no. Vamos a explicar lo que hemos hecho para reducir el consumo a unos 15 euros al mes en invierno (supongo que será menor en verano). La potencia del calentador es de 2,700 kw, por lo tanto cada vez que entraba algo de agua fría en la cuba, el aparato se ponía en marcha. Los primeros diez minutos se calentaba la resistencia, después calentaba el agua. Solución, hemos puesto un temporizador para que caliente el agua de una vez en horas valle.
  3. Lavadora. Se pone en marcha en horas valle.
  4. Lavaplatos. Se pone en marcha en horas valle.
  5. Aire acondicionado (frío/calor). Procurar que esté en marcha sólo cuando es necesario

6 de diciembre de 2009

Arroz blanco

El arroz blanco es un buen acompañamiento para muchos platos de carne o pescado.
Nosotros preferimos el arroz perfumado tahilandés, en concreto el designado con la categoría AAA.
Por cierto, como vivimos en una ciudad pequeña no nos es fácil aprovisionarnos de este tipo de arroz, por lo que compramos en cantidad cuando tenemos la oportunidad. Normalmente se encuentra en tiendas de productos de alimentación orientales.
Nuestra vecina estuvo en Japón y nos indicó la forma correcta de cocerlo.
Medir el arroz por comensal, normalmente una tacita para cada uno.
En una cazuela tapada poner a hervir 1'2 veces de agua respecto a la cantidad de arroz que hemos medido, con un chorrito de aceite o una pizca de mantequilla y sal al gusto.
Mientras que el agua se va calentando, poner el arroz en un colador y lavar bien bajo el chorro de agua fría.
Cuando el agua empieza a hervir, añadir el arroz y remover un poco. Cuando vuelva a hervir, dar un par de vueltas con una cuchara, tapar y bajar el fuego al mínimo.
A los 8 o 10 minutos el arroz habrá absorbido todo el líquido, apagar el fuego y dejar reposar unos cinco minutos.
Ya está listo para servir.

Magret de pato a la naranja


Con perdón de nuestros amigos franceses de los que espero la rectificación al plato que hemos cocinado hoy, vamos a publicarlo.
De antemano os decimos que nos hemos salido de la clásica receta de magret que aconseja asar ligeramente la carne y después regarla con la salsa correspondiente. Nos gusta la carne bien hecha y le hemos dado unos minutos más de cocción con el zumo de naranja.
Ingredientes para cuatro personas:
  • 3 magrets de pato
  • 350 cl de zumo de naranja
  • una naranja
  • piel de naranja confitada (opcional)
  • 2 cucharaditas de azúcar
  • una cebolleta o cebolla pequeña muy tierna
  • una nuez de mantequilla
  • un chorrito de aceite
  • sal y pimienta
Hacer cortes en forma de red en la piel del magret.
Teniendo en cuenta que va a salpicar, recomendamos el uso de un recipiente hondo o con tapa.
Poner un chorrito de aceite, después colocar los magrets con la piel hacia abajo, dorar durante 10 minutos o un poco más, depende del gusto, dar la vuelta y dejar que se doren por el otro lado con su misma grasa.
Mientras cortar la cebolla en juliana muy fina. Pelar la naranja y cortarla en láminas, reservar.
Poner la mantequilla en una sartén, dejar que se derrita a fuego lento, añadir la cebolla picada y dorar. Añadir el azúcar, dar un par de vueltas y echar el zumo de naranja. Apartar la sartén del fuego.
Retirar los magrets de la cazuela y reservar, desgrasar la cazuela.
Echar en la cazuela el contenido de la sartén, poner los magrets en la cazuela con la piel hacia arriba. Añadir la naranja cortada y la piel de naranja confitada y cortada en juliana muy fina.
Salpimentar y dejar que el zumo de naranja se vaya reduciendo a fuego lento.
Cuando el líquido se ha reducido, los magrets están preparados para consumir.
Servir muy caliente acompañado de arroz blanco.

Castañas, pelar castañas

Pues, ya varias veces había intentado sin éxito ponerme a pelar castañas.
Algunos ya sabréis lo bueno que es un puré de castañas para acompañar una buena carne, y no os tengo que hablar de las castañas confitadas o marrón glacé que están a un precio que no nos las podemos permitir casi nadie.
Pues ayer me puse manos a la obra.
Vi unas castañas que parecían buenas en la tienda de la esquina y compré un kilo para después intentar confitarlas.
Había leído diversas formas para pelarlas, que si ponerlas de cuatro en cuatro unos segundos en el microondas y pelarlas enseguida, que si hacer un corte en la cascara de fuera y ponerlas a hervir cuatro minutos, que si .... pues ninguna funcionaba bien.
Por fin os doy la forma y espero que os funcione, si lo hacéis.
Con un cuchillo afilado quitar la piel exterior. Dejarlas en sitio seco durante la noche. La piel fina se secará un poco.
Al día siguiente poner una cazuela con un poco de agua al fuego y echar un puñado de castañas (hacerlo por tandas). Dejarlas hervir dos o tres minutos y apagar el fuego, vais sacando las castañas de dos en dos o de tres en tres y quitáis la piel con la punta de un cuchillo afilado. Si tienen algún pliegue profundo con piel, os podéis ayudar de un palillo de dientes.
Os aconsejo que hagáis esto con guantes o al menos con un guante en la mano que sujeta la castaña caliente.
Hay que pelarlas en caliente y antes de que se sequen. Si se secan, la piel se queda más pegada que antes y ya no hay forma de pelarlas.

Vinos

No somos amigos de la publicidad gratuita, pero os tenemos que informar de un pequeño hallazgo.
Como muchos españoles, nosotros tenemos la costumbre de tomar un vasito de vino con la comida, pero con la dichosa crisis y la disminución de ingresos parece que el vasito de vino de calidad se va olvidando.
Está bien que tomemos un vasito de vino peleón, también llamado vino de mesa, de ese que va envasado en brick y tiene un sabor extraño y a veces un tanto aguado.
Bueno, pues para mí se ha terminado el beber vino sin sabor porque he encontrado un vino con una relación calidad precio excelente.
Ya conocíamos los caldos de las bodegas Daniel Belda de Fontanars dels Alforins (Valencia) y compraba una botella de vez en cuando, sobre todo del tinto Cabernet Sauvignon crianza. Así que me animé a hacer una visita a la bodega y comprar unas botellas. Una vez allí me sorprendí al ver que dicho vino también lo tienen en bodega envasado en bag-in-box, aquella caja que dentro lleva una bolsa de plástico de forma que con un pequeño grifo uno se pone la cantidad que quiere de vino y el resto queda en la bolsa sin contacto con el aire por lo que se conserva perfectamente.
Pues si el vino embotellado tiene una buena relación calidad-precio, el embotellado en bolsa, que es el mismo, aún resulta mejor (10 euros el envase de 5 litros, precio en bodega) y difícil de igualar. Cogimos provisiones para un par de meses y volveremos a visitarles en cuanto se termine.
Parece ser que dicho envase no tiene aceptación en el mercado nacional y su principal destino es la exportación.
Ya se que me diréis que dicho envase no queda "chic" en una mesa bien puesta, pero no se trata de eso, se trata del consumo diario.
Pues a ver si entre todos vamos exigiendo envases más baratos y ecológicos como ese (no hay vidrio para reciclar), para nuestro provecho y la economía de nuestro bolsillo.

Ahorrar y comer bien

En este apartado vamos a ir poniento comentarios sobre productos que vamos encontrando a buen precio y otras ideas que vamos poniendo en práctica para un ahorro diario.
Pensad que un euro ahorrado tiene más valor que uno gastado.

Piel de naranja confitada


Después de varias tentativas sin éxito, parece que al fin ha salido.
Hemos estando haciendo pruebas con varias recetas pero no salía según lo previsto, hemos hecho algunas modificaciones sobre lo que hemos leído y a la tercera va la vencida.




Ingredientes:
  • naranjas navelinas o nável
  • azúcar
  • 100 gramos de azúcar glas
  • agua natural
Os ponemos los pasos que hemos seguido para conseguir una piel confitada y glaseada con sabor a naranja pero sin amargura, de forma que la podais degustar sola o para acompañar postres y platos salados que requieran aroma a naranja.
Hacer un corte fino en la piel en sentido horizontal, y después varios cortes longitudinales.
Con la ayuda de una cuchara, o un cuchillo romo, sacar la piel de la naranja, incluida la parte blanca que en casi todas las recetas se desecha.
Vamos a cocer las pieles en un almíbar con concentración de azúcar en aumento por la evaporación del agua.
En una cazuela cubrir los pedazos de piel de naranja con agua fría, dejar unas cuatro horas. Con un cuchillo romo, raspar la parte blanca que se ha ablandado. Quedará más o menos la mitad de la parte blanca de la piel.
Cambiar el agua y llevar a ebullición durante cinco minutos. Colar, volver a poner agua fría y volver a llevar a ebullición durante cinco minutos. Repetir el mismo paso.
En total habremos hervido las pieles tres veces.
Pasar por colador, pesar las pieles que tenemos, y dejar que se escurran bien las pieles de naranja.
Mientras se escurren, preparar un almibar con mitad agua (mineral), mitad azúcar (el peso del azúcar será un poco más que el peso de las pieles). Cuando el almibar levante el primer hervor, poner las pieles de naranja, bajar el fuego al mínimo y dejar que hiervan en el almíbar durante 5 minutos.
Retirar del fuego y dejar las pieles en el almíbar durante 24 horas.
Al día siguiente poner la cazuela al fuego, llevar a ebullición y mantener 5 minutos más. Apagar el fuego y dejar 24 horas.
Así hasta cinco días (a no ser que la piel sea muy fina y tengáis suficiente con cuatro días). Al quinto día, sacamos las pieles del almíbar y reservamos. Ponemos el almibar al fuego y añadímos un 20% (respecto del peso inicial) de azúcar, llevamos a ebullición y colocamos las pieles de naranja. Dejamos hervir durante 5 minutos al igual que días anteriores, veremos que la piel se ha ido poniendo como transparente a lo largo de todo el proceso. Dejamos enfríar y reposar 24 horas.
Al sexto día, no ponemos la cazuela al fuego. Pasamos las pieles por un colador (no tirar el almíbar, nos puede servir para otras cosas) y las dejamos escurrir por espacio de un par de horas. Procurad que las pieles se escurran bien.
Pasamos las pieles por azúcar glas, o por azúcar normal y las ponemos a secar durante 24 horas o más encima de una rejilla. El tiempo de secado dependerá de la humedad ambiental que tengamos en casa. Una vez secas, que se note que el azúcar de encima se ha endurecido, guardar en un bote hermético.
Si habéis hecho muchas conviene ponerlas dentro de bolsitas pequeñas y las bolsitas en el recipiente hermético.
De todas formas, si se os secaran demasiado, a la hora de utilizarlas las podéis poner en remojo en zumo de naranja o limón.
Un apunte final para pelar la naranja. La última vez que confité piel de naranja no pelé la naranja, hice lo siguiente: primero exprimí la naranja, pero sin apurar y sin dañar la piel. Después corté las mitades exprimidas en cuatro trozos cada una, y las puse en agua fría durante una hora. Con un cuchillo romo quité la parte de la pulpa que había quedado con la piel y ya seguí el proceso habitual.
Pues el anterior no era el apunte final, ahora hay otro. Se me ocurrió guardar el almíbar usado en la cocción para futuros usos. NO vale la pena, no tiene buen sabor, todo el sabor se ha quedado en la piel.

Arroz al horno con pimiento

Una de tantas formas de cocinar el arroz, y cada uno lo hace a su manera particular.
El arroz al horno es más sencillo de cocinar que en la paella, queda muy sabroso y se ensucia menos la cocina.
Poco a poco iremos probando ingredientes diferentes.
Posiblemente los puristas no estén conformes con alguna de nuestras recetas, pero no perseguimos cocinar como los cánones clásicos dicen, perseguimos una comida sabrosa y fácil de hacer.
La base de un arroz al horno es un buen caldo, pero como no teníamos ese buen caldo, lo hemos hecho.
La receta de hoy presenta un aporte calórico importante, así que la hemos acompañado de una ensalada.
Ingredientes para cuatro personas con bastante hambre:
  • 750 gramos de costilla carnosa de cerdo
  • 1 nabo grande de 1/2 kilo o dos más pequeños
  • 1 pimiento rojo
  • 200 gramos de garbanzos
  • 1 cebolla pequeña tierna o cebolleta
  • 2 chorizos frescos
  • 2 morcillas frescas
  • dos vasos de arroz
  • aceite
  • media cucharadita de pimentón dulce
  • una pizca de colorante o azafrán
  • una cabeza de ajos
Esta vez hemos usado la olla a presión por rapidez, pero se puede usar cualquier utensilio que os plazca.
La noche anterior poner los garbanzos en remojo con una pizca de sal y agua fresca.
Limpiar la grasa de las costillas (ya tendremos bastante con los chorizos y morcillas). Picar la cebolla muy fina, y limpiar y cortar el nabo a dados. Cortar el pimiento a tiras.
En la olla sofreír con un poco de aceite las costillas y los chorizos. Cuando la carne esté dorada, reservar los chorizos, añadir la cebolla. Cuando la cebolla está dorada, añadir el pimentón, dorar con cuidado que no se queme, añadir el nabo, dar unas vueltas a todo y añadir el agua.
Para la cantidad de agua tened en cuenta que después, para cocer el arroz, se va a necesitar el doble del volumen del arroz, es decir, 4 vasos de caldo.
Llevar a ebullición y, cuando levante el hervor, añadir los garbanzos. Tapar y dejar cocer hasta que los garbanzos estén tiernos.
Por supuesto que este trabajo se puede hacer la noche anterior, de forma que al día siguiente sólo nos quedará cocer el arroz.
Una hora antes de la hora de comer, poner el horno a precalentar a 210 grados y preparar la cazuela de barro en la que coceremos el arroz en el horno.
En el fondo de la cazuela echar un chorrito de aceite (no más de dos cucharadas), y colocar el arroz, las morcillas, los chorizos y los dientes de ajo. Normalmente se pone la cabeza de ajos en el centro, pero a mí me gusta más repartir los dientes sueltos por todo.
Con el contenido de la olla hirviendo, poner el azafrán. Con una espumadera (para dejar el caldo en la olla) vamos repartiendo el guiso en la cazuela, incluyendo carne, garbanzos y nabo. Si veis que no cabe todo, no importa, podéis dejar para después algunos garbanzos o trozos de carne, para ir picando mientras se cuece el arroz.
Añadimos cuatro vasos de caldo hirviendo (3 y medio si os gusta el arroz más entero), ponemos por encima las tiras de pimiento con la piel hacia arriba y metemos la cazuela al horno (sin aire) durante unos 40 minutos a la temperatura indicada.
A los 40 minutos el arroz debe de estar seco y cocido.
Sacar la cazuela del horno, dejar reposar 5 minutos y servir caliente, acompañado de un vaso de vino.

Marron glace, castaña confitada

Naranjas de Xeraco

Me vais a perdonar que me enrolle un poco antes de pasar a detallar la receta, pero es que esto tiene su pequeña historia.
Hace un año, cuando llegó la temporada de las castañas, quise hacer marrón glacé. Estuve buscando, primero la forma de pelar las castañas, que, como todas las cosas, no es fácil de conseguir si no se sabe.
No conseguí marrón glacé, aunque pude comer unas castañas con buen sabor.
Unos días después de esa tentativa teníamos una comida de hermandad y uno de los participantes trajo un bote de marrón glacé de una marca muy conocida. Después de ver el sabor que se podía conseguir con un proceso lento en casa, no le encontré sabor a los envasados. Estaban buenos pero eran como unas castañas muy dulces, no le encontraba nada de especial.
De nuevo ha empezado la temporada de las castañas y me he animado a poner en práctica lo que aprendí con mis errores del año pasado.
Me he basado en las recetas clásicas francesas que he encontrado. Todo consiste en confitar las castañas en un almíbar con proporción creciente de azúcar.
Para ello vamos a necesitar:
  • 1,5 kilos de castañas o más
  • 1,5 kilos de azúcar
  • una vainilla o dos cucharadas de extracto de vainilla
  • una cucharada de harina
  • dos cucharadas de ron o brandy
  • 100 gramos de azúcar glas
  • un montón de paciencia
Primero, pelar las castañas. Es lo más costoso, después de esto va a ser fácil hacerlas pero requiere su tiempo.
He usado un cestillo de metal de los que venden para cazuelas y una cazuela de acero.
Cuando pongamos las castañas a hervir, muchas se van a abrir, otras se partirán en varios trozos. No os desesperéis.
Disolver una cucharada de harina en un litro de agua fría, poner al fuego la cazuela con el agua, meter dentro las castañas, llevar a ebullición y cocer las castañas en este líquido durante 15 a 20 minutos, dependiendo del tamaño de las castañas, a fuego muy bajo, apenas tiene que hervir. Hay que tratar las castañas con mucho mimo para que no se nos vayan partiendo. He leído que hay quien envuelve castaña a castaña en tela de media, lo hay que se aprovisionan de cantidad de bolsitas de té y ponen una castaña en cada bolsita.
Yo creo que no es necesario tanta molestia por dos razones, la primera no creo que los trozos lleguen al final, pues los iremos comiendo. Segunda, si hay muchos trozos podremos hacer crema de castañas triturándolas con un tenedor y añadiendo almíbar.
Al final del tiempo de cocción apartamos las castañas y las dejamos escurrir y enfríar.
Mientras tanto preparamos, en la cazuela que vayamos a utilizar, un almíbar con 750 gramos de azúcar y 1'5 litros de agua mineral. Removemos, disolviendo muy bien el azúcar, añadimos la vainilla y, cuando rompa el primer hervor, sumergimos las castañas y apagamos el fuego.
Después de 24 horas, sacamos las castañas, ponemos la cazuela al fuego, añadimos 125 gramos de azúcar y, al igual que el primer día, al primer hervor, sumergimos las castañas en el almíbar.
Así día a día hasta el sexto día en el que añadiremos 250 gramos de azúcar (el doble que los otros días) y las cucharadas de brandy.
Dejaremos reposar otra vez hasta el día siguiente.
Sacamos las castañas y las depositamos sobre una rejilla para que se escurran y que se sequen durante dos horas.
Preparamos el glaseado con el azúcar glas y un poco de almíbar.
Pasamos las castañas por el glaseado y las vamos poniendo en una rejilla metálica de pastelería o algo similar que se pueda meter en el horno.
Calentamos el horno a 210 grados y horneamos las castañas 15 a 20 segundos, sólo para fijar el glaseado.
Ya están preparadas para comer.
Se aconseja comerlas en los 15 días siguientes a su preparación.
Pero aqui no acaba mi experiencia, una vez secadas en la rejilla he probado varias alternativas que os comento.
Después de pasarlas por el glaseado quedan más presentables pero están demasiado dulces para mi gusto.
He probado a dar una cobertura de chocolate negro, pero el sabor del chocolate domina al de la castaña y no deja apreciar el sabor de la castaña. Queda mejor con una cobertura de chocolate con leche de calidad. Pero si lo hacéis, hay que consumirlas enseguida pues la humedad daña al chocolate.
Pero como mejor saben es después de sacarlas del almíbar, por ello he guardado unas cuantas en un bote con almíbar en la nevera para cosumirlas así el día de Navidad.
Os aseguro que al comerlas, se llena la boca de un sabor inigualable. Cada trocito de castaña encierra un poco de sabor, que poco a poco va llenando toda la boca.