Es más un buen acompañamiento para un café o un té calentito que un postre dulce.
Cuenta con muchos ingredientes aromáticos que le dan un sabor especial y penetrante que permanecerá en el paladar, mezclándose con el sabor del café.
En este pastel conviven los sabores de las frutas pasas con el amargo del cacao, el ácido del limón, el dulce del azúcar y el toque exótico de las especies.
Además, es fácil de hacer y se conserva bien durante varios días.
- 100 gramos de ciruelas pasas
- 100 gamos de orejones
- 200 gramos nueces peladas
- 100 gramos de mantequilla
- 50 gramos de arándano rojo
- 2 huevos
- 80 cl de leche
- 250 gramos de azúcar
- 250 gramos de harina
- 3/4 de sobre de levadura en polvo
- 1/2 cucharadita moka de clavo molido
- una pizca de nuez moscada molida
- 1 cucharada sopera rasa de canela en polvo
- 2 cucharadas soperas colmadas de cacao amargo en polvo
En cuanto a las especies, las dejo al gusto de cada uno, pero con mesura para que no escondan los otras sabores. Esas son las que hemos puesto nosotros.
Preparación:
Trocear los frutos secos que hayamos elegido, y reservar.
Preparar la mezcla de especies con el cacao y reservar.
En un bol grande, mejor de vidrio, mezclar bien el azúcar con la mantequilla a temperatura ambiente. Se nos formará una masa espesa como una bola.
Añadir los huevos de uno en uno, mezclar bien el huevo con la masa de azúcar y mantequilla antes de añadir el siguiente huevo.
Añadir la leche, y mezclar enérgicamente.
Seguidamente poner los frutos secos y seguir mezclando.
Mezclar la harina con la levadura, y las especies. Tamizar encima del bol y mezclar bien todo.
Prepara una bandeja de horno con papel parafinado, reparte la masa ayudándote de una espátula o cuchillo.
Introducir en el horno precalentado a 175 grados sin ventilador. Hornear de 30 a 40 minutos, dependiendo del grosor que hayamos puesto.
Comprobar la cocción pinchando con un palillo de dientes, tiene que salir limpio.
Un consejo, no cambiar las nueces por otro fruto seco. Tanto la almendra, como la avellana se cuecen demasiado y se reblandecen, por lo que no dan el mismo acabado que las nueces.
Se deja enfriar fuera del horno y se deja reposar durante un día.
Se prepara el glaseado mezclando el zumo de un limón con el azúcar glas, si veis que queda demasiado espeso podéis añadir un poco de agua. Se unta con el glaseado y se deja reposar. A la hora el glaseado estará suficientemente seco para que podamos la cortar en pedazos de la forma que queramos y comer los pastelitos.
Nosotros los hemos adornado con unas tiritas de naranja confitada.
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